Creo que fue ese
reaccionario llamado paul bourget el que escribió en ‘El
discípulo’ que ‘Sentía rodar este globo mortal a través
del vacío infinito, desconocedor de los pequeños universos que van
y vienen por debajo de él del mismo modo que la inmensidad del
espacio desconoce los soles, las lunas y las tierras. El planeta
seguirá rodando del mismo modo, cuando ya sólo sea una bola sin
aire y sin agua, de la que el hombre habrá desaparecido como los
animales y las plantas’. Digo creo porque conservo la cita pero
en algún momento he perdido la referencia del origen.
Más o menos lo que
dijo el concejal de iu en el pleno: que si se aprobaba el
presupuesto, chachi piruli, pero que si no se aprobaba tampoco se
caía el mundo. Y recordó la terrorífica anécdota (a mí me
preocupa, pero creo que he exagerado el adjetivo) de que en bélgica
han estado dos años sin gobierno y los belgas estaban más contentos
que la madre que los parió.
Había un concejal
triste que tomaba notas atentamente cuando hablaban unos y otros. El
jubilado tomás alude a este señor mencionando una novela de valle
inclán. A mí me gusta más el estilo de roa bastos, así que
podemos completar el retrato con la bonita novela Yo, el supremo.
Así pues, hemos
quedado en que el supremo tomaba notas. Yo lo vi de reojillo escribir
cositas cuando hablaba mi amigo luis a tila (así escrito me quedo
más tranquilo) y supongo que luego escribiría alguna cosa más,
pero pudo haber dejado de escribir cuando escuchó el discurso de
pacoprados. Hasta entonces, el hombre que tomaba notas tenía sus
dudas, albergaba esperanzas. Quizás era un buen día para dar un
solemne discurso. Pero no, las palabras de pacoprados le desanimaron.
Pensó que si hay que ir, se va, pero ir para nada… Dejó de tomar
notas y mandó intervenir a su fiel escudero.
La señora gaitán
habló de pocas cosas, inventó algunas excusas y reprochó las
alusiones excesivas a su antecesor. Creo que tiene razón. Algo así
le pasaba a los exiliados españoles en méjico, en francia o en
cualquier otra parte del mundo: hablaban demasiado de ese dictador
asesino que al fin y al cabo sólo era un retaco con la voz tan
extraña como sus escrúpulos. Tal vez era inevitable hablar del
caudillo por la gracia de dios, pero tal vez no. En cualquier caso,
siempre podemos aprender. Procuremos que sean ellos quienes hablen de
nosotros. Con rencor, por supuesto, con ese estilo casposo, resentido
y acre que despliega el supremo en su feisbuk. Aún así no podrán
borrar del todo sus pecados. Llamar comunista corrupto a un concejal
de iu sólo puede producir perplejidad en cualquier persona sensata.
Suena más o menos como si mourinho culpase a tito vilanova de
meterse con los árbitros. O como si bárcenas quisiera explicar a
cayo lara cómo llevar la contabilidad.
Aunque sea recomendable
olvidar los nombres del pasado, yo procuraré saltarme esa norma
porque este tipo de escritos me divierte, y divertirse es saludable.
Por eso no me resisto a recomendar una lectura al señor que tomaba
notas. Quizá ya haya terminado las aventuras de gulliver. Italo
svevo escribió un libro extraño. A mí me parece extraño. Se
titula La conciencia de Zeno. Casi al principio del texto,
alguien dice: ‘¿Cuándo llegarás a saber que te convendría
recordar tu vida, incluida esa gran parte de ella que te repugnará?’
No es fácil
acostumbrarse a la derrota, que se lo digan al barcelona. Entre
paréntesis, querido tomás, no es propio de buenos amigos recordar
episodios tristes como ese del partido con un equipo que tiene nombre
de goma.
Pero hablaba, escribía,
del pleno de los presupuestos. Fue este viernes. Años atrás, un 23f
apareció un salvador de la democracia. Pero este pleno se celebraba
el 22 y no hubo que lamentar ningún salvador. Catorce votos se
impusieron con claridad a los siete de la nostalgia. Estaba nublado y
al salir de la casa de la cultura se les veía tristes. A él y a
ella. Habían esperado un milagro hasta el último momento. Quizá
por ello olvidaron responder al saludo de un concejal de iu. Tal vez
meditaban. A veces de la meditación se sacan conclusiones. A veces.
Salud