Todos sabemos
el cuento de aquel pastor embustero al que el lobo devoró. Cuando la narrativa
de cada día es una serie inacabada de embustes y medias verdades, al final
nadie te cree, ni siquiera los zagales.
Sea por desmemoria, sea por tendencia compulsiva al embuste, el doctor fabula de manera cotidiana. Pudiera ser que haya traspasado alguna frontera desconocida llegando a creerse las evidentes mentiras que narra. No sería el primer caso.
Ha escrito estos días una historia coja de la música sexitana. Explica en esa novela musical que hemos sacado adelante una escuela de música 'haciendo milagros con los escasos recursos existentes...'
Está bien halagar a las personas que, sin duda alguna, han dejado su tiempo de manera altruista en este empeño colectivo. La palabra halagar está aquí mal empleada. Más apropiado es reconocer. Todos reconocemos ese esfuerzo solidario por sacar adelante una escuela que es de todos, no de uno.
Pero hay un dato que chirría en esta narración: los escasos recursos existentes. Quizá sería conveniente que la amiga olga, con la ayuda del amigo laborda, hicieran un esfuerzo contable y pusieran de manifiesto las cantidades invertidas por alumnos, ayuntamiento y junta de andalucía en este proyecto compartido. Y quizá sería conveniente que la amiga olga explicase a la ciudadanía cuánto dinero ha cobrado el antiguo director de la escuela de música, un zagal al fin y al cabo, en todos los años en que ha gozado de la confianza del doctor. Y no estaría mal que el señor laborda explicase de qué forma se han justificado o dejado de justificar esas cantidades que año tras año ha entregado el pueblo de almuñécar a la empresa privada que gestionaba la escuela de música. Tampoco estaría de más que alguien explicase el destino del material comprado en estos veinte años con el dinero colectivamente aportado por padres e instituciones. Quizá la alcaldesa no sea consciente de que los zagales no dan explicaciones hasta que alguien con autoridad se las exige.
Sea por desmemoria, sea por tendencia compulsiva al embuste, el doctor fabula de manera cotidiana. Pudiera ser que haya traspasado alguna frontera desconocida llegando a creerse las evidentes mentiras que narra. No sería el primer caso.
Ha escrito estos días una historia coja de la música sexitana. Explica en esa novela musical que hemos sacado adelante una escuela de música 'haciendo milagros con los escasos recursos existentes...'
Está bien halagar a las personas que, sin duda alguna, han dejado su tiempo de manera altruista en este empeño colectivo. La palabra halagar está aquí mal empleada. Más apropiado es reconocer. Todos reconocemos ese esfuerzo solidario por sacar adelante una escuela que es de todos, no de uno.
Pero hay un dato que chirría en esta narración: los escasos recursos existentes. Quizá sería conveniente que la amiga olga, con la ayuda del amigo laborda, hicieran un esfuerzo contable y pusieran de manifiesto las cantidades invertidas por alumnos, ayuntamiento y junta de andalucía en este proyecto compartido. Y quizá sería conveniente que la amiga olga explicase a la ciudadanía cuánto dinero ha cobrado el antiguo director de la escuela de música, un zagal al fin y al cabo, en todos los años en que ha gozado de la confianza del doctor. Y no estaría mal que el señor laborda explicase de qué forma se han justificado o dejado de justificar esas cantidades que año tras año ha entregado el pueblo de almuñécar a la empresa privada que gestionaba la escuela de música. Tampoco estaría de más que alguien explicase el destino del material comprado en estos veinte años con el dinero colectivamente aportado por padres e instituciones. Quizá la alcaldesa no sea consciente de que los zagales no dan explicaciones hasta que alguien con autoridad se las exige.
Estos datos que permanecen ocultos, ignoro porqué, ayudarían bastante en la comprensión de lo que estamos hablando y nos permitirían entender las trampas que tiene la narración del doctor.
A continuación, el doctor habla del nuevo edificio de la escuela de música, ese que no se pudo empezar a construir hasta que llegó el maná de los fondos zapatero. Quizá si no se hubiese tirado una parte muy importante del dinero enviado por el gobierno central en el pozo sin fondo de peña escrita, esa nueva escuela de música ya estaría abierta. No ha sido el granizo del tripartito más uno el que ha parado esa obra, sino la mala administración de recursos de la anterior legislatura, que agotó esos fondos tan cuantiosos en decenas de obras que el doctor ejecutó bajo su entera responsabilidad, negando al pleno el derecho a opinar acerca de la necesidad y prioridad de unas y otras.
Hoy, en 2012, allá donde gobiernan los tripartitos, los bipartitos y los monopartitos, las escuelas empezadas, las autovías empezadas y los aeropuertos empezados se han quedado a medias en espera de tiempos mejores. No es este artículo el lugar para profundizar en las causas de esa situación ni en las salidas a la misma. Baste con indicar que en todos los pueblos y ciudades, la cosa está así de chunga. Es eso del déficit.
A renglón
sentido, el doctor imagina una conspiración de envidiosos para descabezar al
equipo directivo de la escuela de música, iniciando un periodo de decadencia
que sólo él ha podido constatar, pues hoy, la realidad es innegable, la escuela
de música continua con su actividad anterior y multiplica las iniciativas que
antaño habían estado secuestradas.
La imaginación
del doctor choca con la realidad pero no la altera. Su innegable fantasía es el
recurso que le permitirá escribir decenas de gloriosas páginas en las que quizá
algún día aparezca una prosa fluida y una sintaxis correcta.
Salud