12/6/09
Superando la crisis
Almuñécar sale de la crisis a pasos agigantados y el que no lo quiera ver anda mal de la vista o está cegado por un desenfoque político que le impide ver los avances habidos bajo el impulso de su majestad el señor del palacio de justicia.
Nada más tenemos que recordar qué echaban en la tele hace unos meses cuando los almuñequeros estábamos en vísperas del acontecimiento más importante de nuestra historia. Me refiero a ese hito del municipalismo conseguido con gran tenacidad entre nuestro valiente yanguas y el gran letrado tastet. Algunos parecen haberlo olvidado ya pero aún se me abren las carnes cuando recuerdo esos días de épica, de grandes cartelones colgando de las paredes de nuestro mercado, de nuestro campo de fútbol, esos síes prometedores y cargados de futuro, de empleo, de riqueza.
Hagan memoria y vean cuánto ha cambiado nuestra tele. Era la época de la tristeza y la penuria. La patronal valiente y acogotada por el régimen chavista, en audaz coalición con un sindicalista clarividente que había venido a pasar el fin de semana, celebraba asambleas tumultuosas preparando el asalto al palacio de invierno: o nos dan la libertad o la tomamos, clamaba trinitario. Iremos a donde haga falta para crear empleo, que es nuestro único objetivo. Tenemos que sacar a esta ciudad de las garras del régimen y abrir ya estos hoteles que nso traerán el maná. Abriremos el hotel fuerte, bueno, ese no, que no sé lo que pasa, pero ese no, abriremos los otros y el coso y además voy a vender mi gasolinera y el club náutico para poner un eroski que pueda sacar a este pueblo del marasmo…. Eso hablaba la patronal entre sollozos.
El partido de las gaviotas recolectaba paquetes de arroz y aceite de oliva virgen para atender las muchas necesidades de este pueblo. Eso mismo hacía nuestro párroco y colaboraba con gran tesón nuestra sensible directora de televisión y protocolo. Siempre con los humildes. La gente gemía en procesión mientras eran entrevistados en un discreto estudio. Sólo el señor daza, elegante donde los haya, rechazaba la austeridad del estudio televisivo y explicaba las bondades del sí desde un confortable comedor con chimenea anacrónica pues el frío se negaba a insistir.
Hablaron, hablaron, y hablaron. Y ocurrió lo que tenía que ocurrir. Las fuerzas del mal fueron derrotadas, dicen, y el municipio entró en una nueva etapa de esplendor. Ya no hemos vuelto a ver en la tele aquellas asambleas del sindicato vertical sexitano ni las animosas recogidas de alimentos. Vino el sí glorioso y nos trajo el maná. Es cierto que fuera había crisis, pero aquí dejamos de percibir el aroma triste del paro y la melancolía del monedero vacío. Empezamos a atar perros con charcutería variada y la tele lo refleja así cada día. Por eso ahora vemos progreso, prosperidad, derroche, avance y sonrisa profidén. Helado de chirimoya para los tiburones de las motos, helado de chirimoya y cubatas y hasta un chou lésbico, que tengo que enterarme qué es eso porque si es de verdad lo que me han dicho, que no será, no habrían hablado de esa guarrería en una tele decente ni lo hubiera autorizado nuestro señor párroco.
Hemos salido de la crisis y ya hemos hablado en la tele de nuestra feria gastronómica, los bolsillos derramándose, las cañas fresquitas, las tapas estupendas y los parados… ¿qué parados?
La crisis se fue igual que vino y ahora nos anuncian en la tele una emotiva romería a peñaescrita, para que el personal pueda ver el sistema yanguas de calefacción para lemures y monos. Dicen que este año nos vamos a gastar un millón de euros en el parque de la naturaleza. Bien gastados. Si hubiera crisis, a lo mejor no, porque ese dinero se podría invertir en cubrir otras necesidades, pero estando como estamos, hay que ser rumbosos. Un millón no es nada si lo miras bien. Y podemos presumir de darle yogures a los hipopótamos que se están poniendo de gordos que no veas.
Hasta el acuario ha superado la crisis, posiblemente porque ya se nota el influjo benéfico de doña rosa, que ha entrado a formar parte de un interesante comité de seguimiento del acuario. Ahora, los encargados del pescado invitan a los infantes del pueblo a ver tiburones de verdad, no esos de los quinientos centímetros cúbicos. Tiburones, chanquetes y bacaladillas.
No sé si iba buscando pescado, pero el alcalde se fue a motril, subió las escalerillas del palacio de justicia, sonrió a los molestos periodistas y allí se encontró con el brótolas, un joven expepero que no hacía más que preguntas tontas para convencernos de que un tal vicente tenía una tele y que nuestro alcalde se la cerró. No tiene juancarlos otra cosa que hacer que ir cerrando teles, vamos.
El caso es que aunque sabía que era una encerrona, yanguas fue a motril. No iba contento ni convencido pero fue, cosa que, extrañamente, no le ha agradecido nadie. Podía no haber ido y haber dicho que tenía un pleno, pero fue. Y allí explicó lo que todos sabíamos, que él tiene una parabólica para ver programas de viajes exóticos que es lo que le pone, que no ve la tele local porque es un rollo, que desde marruecos además no se pilla, y que sí le dijeron que parece ser que alguien, no recuerdo bien quién, tuvo que cambiar una cerradura que estaba oxidada, y que en lo de las antenas había allí un desmadre y que entraba cualquiera y que parece que hubo algún problema con la tele, pero que deje la gente de insinuar tonterías porque el otro día puse la tele, dijo yanguas muy serio, y allí estaba la misma que dicen que yo habían echado, esa chica tan mona, la joya, y si estaba allí dándole a la sin hueso, cómo es que dicen que la eché de la tele, vamos, es que no lo entiendo.
Y para reafirmar la verdad verdadera, allí estaban a su lado, jurando eso de prometo decir la verdad, don miguelávila y el señor marina. La lealtad es un valor tan importante que hasta el perjurio es asumible, dicen que dijeron algunos maledicentes.
Ahora, yanguas se ha tenido que ir corriendo a cerveteri, a seguir trabajando por el bien del pueblo. Creo que tiene una reunión con los que están haciendo los agujeros esos de sancristóbal y velilla, que eso le tiene a él más que preocupado. Tiene previsto también entrevistarse con los que llevan las obras de la avenida andalucía que él le dijo a los concejales que había tenido que empezar en semana santa porque así acababa para el verano y parece que tampoco vamos a terminar para el verano, en fin, que está muy atareado, y por eso se ha ido a cerveteri, porque allí parece que se arreglan las cosas mejor que aquí, encerrado en el despacho con la gente molestando y la cele nada más que dando largas porque todos quieren verlo y tocarle la camisa roja esa tan bonita. Y además, cerveteri tiene un nombre tan sonoro, empieza tan bien, que te dan ganas de pedir otra cañita. Para pasar el calor.
Salud
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