2/3/09

Cuando el bueno tira la pistola, chungo

Pasa en todas las películas. El malo tiene cogido del cuello a un pringado que pasaba por allí. El bueno le apunta con la pistola. El malo está preocupado, nervioso. Sabe que lleva las de perder porque fuera hay quinientos treinta y ocho polis armados hasta las cachas. Y además, el bueno tiene una pinta que asusta. Parece que tiene buena puntería. Entonces el malo juega su último recurso. Alza el tono de voz todo lo que le dan las cuerdas vocales y dice: suelta la pistola o me cargo al chico. El bueno duda, medita, calcula, se hace la picha un lío, y ensimismado en sus cavilaciones, no escucha a mi mujer que le dice, que le susurra, que le grita: No la sueltes, no seas tonto, no la sueltes.

Pero el bueno parece abstraído, está como alelado. El caso es que no oye a mi mujer, se agacha lentamente y cuando los más ingenuos pensamos que se va a tirar como un becerro y le va a machacar los güevos, entonces es cuando tira la pistola. Eso es, la tira. Podía haber disparado al hombrro, a la ceja,a la rodilla, incluso podía haber disparado a la mano y haberle arrancado la pistola al malo. Sabemos que el bueno es capaz de eso y de más. Pero lo que acaba de demostrarnos es que, además de bueno, es tonto. Una vez sin pistola, el malo ya hace lo que quiere. Sale a a la calle, chulea, duda un poco porque aún quedan en la calle tropecientos tñios armados hasta el gorro, pero el malo no es tan tonto como el bueno, y sabe que si el protagonista ha tirado la pistola, los demás harán algo parecido, así que se pone chulo y pide un coche, quiero un puto coche inmediatamente, dice. Y se lo dan. Y luego pide una avioneta en un aeródromo. Y se la dan. Y si pidiera una pizza pirata también se la darían, que lo hemos visto en otras películas.

En ese momento, mi mujer se levanta, coge con furia el paquete de fortuna y saca, arranca un cigarro. Las manos le tiemblan mientras intenta encender el mechero. La cara se le pone roja y mueve la cabeza como la niña del exorcista: Parece tonto el tío ese, me dice. Pues no va y le da la pistola, lo único que tenía para defenderse y va y se lo da. Entonces, yo le digo que no se preocupe, que el protagonista lo único que ha hecho ha sido obedecer al director de la película. Mi mujer me mira como si descubriese en ese preciso momento que está casada con un jilipollas. Pero luego se le pasa, mueve la cabeza otra vez arriba y abajo, pero con menos brío, y me dice: eso será.

Pues ayer me contaron que aquí en Almuñécar la película está más o menos por esa escena. El alcalde quiere que le liberen a todos sus concejales, y quiere tener seis o siete asesores, y un gerente de urbanismo, y otro de cultura... Pero se lo tiene que aprobar la oposición, que es en lo único que pinta algo. Y eso que no iban al ayuntamiento a buscar trabajo, me dice mi señora.

Pues eso, le digo yo. ¿Y qué va a pasar? me preguntó mi mujer?, porque si ahora le dais lo que pide, cuando tenga un ejército de gente a sueldo ya os podéis olvidar. Ahora que lo tenéis cogido por ahí abajo es cuando tenéis que apretar. No seais tontos. Está nervioso. No ves que se ha ido de vacaciones más mosqueado que un pavo oyendo una pandereta.

Yo le conté lo que había oído, que había un acuerdo para darle la mitad de la mitad, que se iba a bajar el sueldo del alcalde... pero que ya se estaban rajando algunos, que decían que no había que pasarse, que si la goberrnabilidad, que si el respeto institucional...

Mucho miedo es lo que hay, dijo mi señora. Y mira lo que le ha pasado al barcelona por el miedo. Desde luego, corberó. En la cárcel y con miedo. Así nos luce el pelo. Mi mujer se puso el chandal y dijo que se iba a andar con la antonia, que para oír tonterías ya tenía bastante con las chismosas del amor en los tiermpos revueltos. Dio un portazo y volvió a abrir la puerta. Me miró inquistiva y me dijo: ¿Y vosotros? ¿No iréis también a tirar la pistola como el jilipollas ese de la película? Yo le dije que no, que ni hablar. Sonreía un poco cuando dijo que faltaba poco para comprobarlo.

Desde entonces no he dejado de darle al coco, y la verdad es que el tema está chungo, porque aunque tú no tires la pistola, conque haya uno que se rinda...

5 de julio de 2007

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