15/10/13

No es un rival sino un colaborador, o colaboradora, clandestino

Buscando en la red me encuentro, me reencuentro con un blog que tenía olvidado. Se llama economía sexi y su escritor, o escritora, tiene entre sus características la de ser aún más vago que yo. Tiene un artículo de finales de agosto titulado Aprendamos de los errores del pasado para mejorar. Vale, admito casi todas las críticas que me hace y, como sigo estando de una flojera especial, o quizá sería más apropiado decir, cargado de trabajo, hoy copiaré ese artículo para conocimiento de estos lectores a los que tan abandonados tengo.

Después de un largo tiempo sin escribir nada, retomo esta reciente afición porque veo que el panorama político se anima y porque ahora, la verdad, tengo más tiempo para dedicarme a mis actividades de ocio, y esta va a ser una de ellas, aunque no sé por cuanto tiempo.

El señor Morgan maneja documentación acreditada, y la maneja con solvencia, aunque con el defecto de que siempre usa sólo un tipo de documentación: aquella que supone hará daño al señor Benavides. Leo con interés sus análisis acerca de los viajes de los corporativos y he detectado algunas pequeñas incorrecciones pero que no afectan de manera relevante a la información aportada. Más que nada, y eso debería preocuparle al señor Morgan, detecto omisiones. Quizá si su trabajo fuese más escrupuloso lograría aumentar el volumen de gasto que él califica como derroche.

Creo que el señor Morgan ya mismo debería comenzar a aportar otro tipo de cifras relativas al gasto en viajes de los actuales corporativos. Si él no lo hace, alguien tendrá que hacerlo. Tal vez me anime aunque no sea esta una afición que me llame la atención de manera especial. Entre paréntesis tengo que admitir que el gasto actual es muy inferior al que se practicaba hace seis años, pero no creo yo que sea por una virtud de los actuales corporativos sino más bien porque tienen miedo a saciar sus instintos por el qué dirán. Aún se sienten débiles. Habrá que darle un tiempo para ver en qué terminan.

Por ahora, le haré el juego al señor Morgan poniendo de relieve algunos datos que a buen seguro refuerzan su tesis acerca del carácter dilapidador del señor Benavides. Eso sí, estos datos que hoy publico ponen de manifiesto también las lagunas del señor Morgan al informar a su público. No es tan fiero el león como lo pintan. Ni tan astutos sus colaboradores cuando indagan entre carpetas que apenas conocen.

Me animo a dar estos datos porque, contándome en el número grande de aquellos que no consideran al señor Benavides como el mejor alcalde que ha tenido este ayuntamiento pero tampoco el peor, bien es verdad que hay que censurar un estilo de hacer presupuestario que no cuadra con la austeridad que hoy se pide y exige y que debería haber sido norma común de todas las administraciones en todo momento.

Como habla el señor Morgan de un viaje, creoque justificado, del señor Benavides a Cantabria para visitar el Parque de Cabárcenos, quiero completar su información señalando que debe ser completada con esta otra de la devolución de la visita que realizó el señor Santiago Borragán, director del Parque de Cabárcenos.

Cuando el señor Santiago Borragán, persona encantadora donde las haya, y yo no utilizo la ironía, visitó Almuñécar en 2.007, se alojó en el Hotel Bahía Almuñécar del 17 al 24 de septiembre. Como se puede comprobar, parte de su estancia estuvo acompañado por el señor Benavides, pero otra parte, cuando Benavides tuvo que ir a Alemania en visita institucional, estuvo acompañado de otros miembros del equipo de gobierno. La estancia del señor Borragán costó 719,04 euros.

En esas fechas, también pagó el ayuntamiento dos comidas del señor Borragán con el señor Benavides y con otros corporativos y técnicos municipales. Las comidas las facturó el señor Juan Rodríguez Pérez con un importe de 321 y 474,01 euros respectivamente. Podría decir donde y cuando se hicieron exactamente pero eso lo dejo a la mente escrutadora del señor Morgan que parece tener mucho tiempo libre y un instinto de investigador fuera de lo común. (Tal vez equivocó los estudios, pero no me quiero meter en eso).

¿Es excesivo que una corporación invierta mil quinientos euros en acoger unos días a uno de los técnicos más prestigiosos en parques de la naturaleza? Yo creo que no. ¿Es normal que se le invite a comer en un buen restaurante o se le paga un menú de diez euros? Yo creo que se hizo lo que se tenía que hacer. Pero esa es una opinión personal. Como personal es la del señor Morgan. ¿Quizá se podía haber hecho lo mismo con un gasto menor? Tal vez. Pero eran otros tiempos en los que se miraba menos por el dinero. Había, en todos, más alegría.

Espero que nadie se tome a mal esta aportación. Ni el señor Morgan, por celos, ni el señor Benavides porque quiera ver otro enemigo. La transparencia nunca debe ser un enemigo. Aprendamos de los errores o de los excesos del pasado para mejorar.

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