26/1/13
Los pelotarsos urbanísticos
La gran lideresa del tres más uno ha sido nominada para un premio extraño llamado pablo de tarso, supongo que en honor a aquel joven que dicen, otro embuste, se cayó del caballo. Tendrá su explicación buscar ese nombre para el galardón, pero yo no se la encuentro, a no ser que tenga que ver con la de sorpresas, descubrimientos y cambios que han de inundar la vida de aquellos que aferran la vara de mando.
Un astuto escritor de la conveniencia bien podría citar aquí las sagradas escrituras, cuando ponen en boca del converso: “Y en último término se me apareció [Jesús] también a mí, que soy como un aborto” (1 Co. 15, 8). Pero es esta una página decente, alejada de las ordinarieces que se publican en el feisbuk.
Quizá hubiera sido más acertado dar ese premio a un alcalde comunista que tiene el paro por debajo del cinco por ciento y que gobierna el único municipio en el que los vecinos consiguen una casa propia pagando un alquiler de doscientos euros. Pero ya sería extraño que la universidad pontificia fuese a poner sus ojitos en el tío ese de la barba y el pañuelo tipo servilleta.
Yo creo que yanguas ya conocía esa noticia antes que el resto de los mortales, y, para darle más pedigrí a nuestra thl ha decidido incluirla en el grupo de los pelotarsos urbanísticos. Es más, yo creo que antes de que yanguas diera el paso, trini ya había pensado que le hacía falta un mérito así para poder codearse con alcaldes insignes como jesús gil sin ir más lejos. Claro que sin ir más lejos, bien podemos quedarnos en nuestra tierra, con nuestro amado doctor y su querido arquitecto, del que habrá que hacer otra columna un día de estos. Expertos mejores en pelotazos urbanísticos no los vamos a encontrar.
Así que trini, y esto no lo sé seguro porque aún no he podido hablar con ella a pesar de que nos vimos un segundo en la presentación de la ingente oferta cultural para este año, pensó, tuvo que pensar en dar un pelotazo a lo grande organizando una compra venta de terrenos no urbanizables para edificar allí un hotel al que pondrían de nombre cortijo. Pero pronto se dio cuenta de que ese pelotazo ya estaba dado, aunque no había terminado de prosperar porque el supremo, ay estos jueces, se había metido por medio.
Pensó diseñar la construcción de un centro comercial adornado de plaza de toros, edificando allí donde no se podía edificar porque el plan de urbanismo no lo permitía. Pero también ese pelotazo ya estaba dado aunque con tanto éxito, hasta la presente, como el anterior.
Mientras se tomaba un pelotazo en el jabeque pensó en una importante operación especulativa: se trataba de organizar una compra de terreno muy baratito en el que solo se podían construir tres plantas, pero con una hábil manipulación se podrían sacar hasta diez. Sería un hotel magnífico en el centro de la ciudad. Con su aparcamiento y todo en suelo público. Pero también ese pelotazo estaba ya dado.
Se le ocurrió otra brillante idea: darle permiso a un amigo para construir al lado del río, sí, justo allí donde la ley lo prohíbe. A cambio le pediremos un trocito de la finca para hacer un polideportivo. Y en los papeles se pondría que si al final no se podía construir allí porque lo impidieran los sinvergüenzas de la junta, los ecologistas o los malvados comunistas, o lo más habitual, una coalición de los tres, se pagaría el suelo a precio de primera línea de playa. Ese pelotazo estaría bien, pensó trinidad la de pablo de tarso. Pero pronto cayó en la cuenta de que ese pelotazo también estaba ya listo para sentencia.
Pensó un buen rato, y se tomó otro pelotazo. Y siguió pensando, pero todos los pelotazos que se le venían a la cabeza estaban ya patentados, registrados y comercializados. Incluso estuvo dando vueltas al coco con la posibilidad de construir una gasolinera en el campo de fútbol. Y entonces tuvo una brillante idea: voy a decir que el mercado está hecho una mierda, aunque sea mentira, y así me puedo gastar dos millones de euros que no tengo en hacer un mercado nuevo. Y así fue.
Cuando me enteré del pelotazo, me vino a la memoria un anuncio que ponen en la ser cuando desayuno. Un tío dice: Ya lo tengo, el asesino es el mayordomo. Y el socio le responde con otras palabras: Tío, piensa un poco, joder, que el mayordomo es la víctima, que se lo han cargado. Pues eso. Uno se carga el mercado haciendo una obra de mierda por la cual el agua de los puestos del pescado va corroyendo lentamente la estructura. Llega un día en que los técnicos ven aquello con detenimiento y se acojonan: Esto se cae, tío, le dice uno al otro. Y entonces, el listo, el que ha dejado pudrir aquello, el que tiró nuestro dinero en una obra que no sirvió para nada, dice que el asesino es el mayordomo.
En fin, que a la trini se le ha presentado un marrón de campeonato y ha decidido hacer de la necesidad virtud. Para poca salud, ninguna. Arreglar otra vez el mercado es un rollo. Haremos uno nuevo. Y entonces vinieron las otras perversiones, siempre por imitar a sus antecesores. Se acordó de que su amigo yanguas había hecho un restaurante en mitad del pueblo, como si no hubiera bastantes restaurantes. Y le llamó horno. Recordó que también había hecho un restaurante de lujo con mucho dinero público en las afueras del pueblo, allí por cotobro, como si no hubiera ya restaurantes de lujo. Y le puso mi nombre. Pensó trini que su antecesor había hecho un hotel público en medio del pueblo, y aunque aún no se sabía las estrellas que tendría, sí se sabía el pastón que había costado. Como si no hubiera hoteles suficientes ya en el pueblo. Le llamó palacete.
Y para imitarlo bien, pensó poner en ese mercado algunos negocios de restauración que le dieran vida. Pero, claro, el astuto yanguas se dio cuenta de que eso era un golpe bajo a los negocios de la zona y entonces decidió contarnos a todos la historia esa tan bonita del pelotazo. Y se quedó más ancho que pancho, porque, ya está más que demostrado, hay gente con la cara más dura que el hormigón. Inasequibles al desaliento. Se nota que echan mucho de menos esa época del pelotazo. Ni que fueran amigos del bárcenas.
Salud
15/1/13
Presupuestos participativos
Veo inminente el paso del doctor a las
filas comunistas. Ya intuía algo cuando escuché algunas novedosas
declaraciones en la presentación de sus memorias. Hablaré de ellas
cuando se me pase esta flojera que me atenaza, pero hay una muestra
más reciente que ha reclamado mi atención. Me refiero a la
redacción de dos cartas que ha entregado a diversos representantes
populares para que pongan su firma justo debajo de donde él había
escrito el texto.
La primera misiva incluía un resumen
del programa base de la conveniencia, incluyendo la apertura de un
hotel llamado cortijo. Esta se antoja una petición revolucionaria
toda vez que el supremo, el tribunal supremo, ya ha dicho que ese
hotel es ilegal desde la primera piedra. Pero una revolución en
condiciones ha de pasar por encima del ordenamiento jurídico si
pretende ser recordada en la historia como algo más que una
algarada.
La segunda misiva reclama algo de lo
que no hay memoria en este municipio tantos años gobernado por el
médico: piden los firmantes que se les entregue una copia del
proyecto de presupuestos. Esta petición se suma a la que días atrás
había formulado la portavoz conveniente doña eva, que acudió
presta a hacerse la foto en un mostrador en el que no se registran
documentos, pero la verdad es que queda bien. El flamante secretario
de grupo hace buenas fotos. Habrá que preguntarle dónde compró la
cámara porque parece de calidad.
He buscado en mi hemeroteca particular
por si algún año, alguna vez, en algún momento, el doctor o la
señora portavoz, o el señor antonio díaz, o cualquier otro de los
dirigentes convenientes, había hecho entrega a alguien de algún
documento relacionado con los presupuestos. Me he remontado a los
años de garcía caparrós, de otan no bases fuera, de tierno galván.
Nada de nada.
Hasta donde mi memoria alcanza, y aún
ayudado por el disco duro del ordenador, me ha sido imposible
encontrar dato alguno de gesta similar. Yo juraría que la primera
vez que vio mi amigo iván los presupuestos que elaboraba don juan
fue un día antes del pleno en el que se aprobaban. Pero los rojos
son tan listos, debía pensar antes don juan, que con echarles un
vistazo ya se enteran de lo que va la función.
Es innegable que estas actuaciones de
última hora revelan un acercamiento del doctor a las tesis
anarcocomunistas en defensa de unos presupuestos participativos. La
democracia está a punto de llegar a este pueblo. Ha tenido que caer
el imperio del doctor para que esta ola de transparencia y
participación inunde nuestra vida municipal. Como dicen algunos,
dios guarde muchos años a don juan en la oposición para que podamos
seguir atónitos viendo el crecimiento imparable de la democracia. Un
viento de libertad recorre nuestras calles.
Y mientras tanto, el gobierno
cuatripartito sigue organizando fiestorros con la excusa de que eso
atrae visitantes. De nuevo traen, fruto del pacto con los rojos, al
comunista radical pinilla para que cante fandangos en la casa de la
cultura. No tuvieron bastante con llevarlo a la herradura.
De otro lado, el señor atila, que ha
cumplido su promesa exterminadora: acaba de arrancar de cuajo un
árbol para estamparlo contra el coche de un jeque que venía a ver
si ya estaba terminado el hotel de los siete soles y se veía bien
alyazira desde sus habitaciones. Todo por tal de demostrar el
problema de incompatibilidad entre los ficus y las aceras del
instituto del pecuatro. Este hombre es capaz de cualquier cosa por
tal de salirse con la suya. Espérate, atila, a que salga adelante
eso de los presupuestos participativos y ya verás como doblamos el
gasto en peña escrita para satisfacer las reivindicaciones
populares.
Salud
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