Dejen de ponerse en la boca el pito del señor concejal

Los amigos de la conveniencia han preferido en esta huelga hacer de esquiroles desoyendo el acuerdo de su partido de apoyar la huelga general. Y es que son rebeldes por naturaleza. Vean si no cómo justifica en este blog algún comentarista el hecho de que se presenten a las elecciones y vean con normalidad que su gente vote al pepé o al pesoe. Eso es cintura de un dirigente que tiene que lidiar con unas bases de lo más contestatarias. Si no se enfadaran, casi habría que llamarles anarquistas.

Curiosamente, estos convenientes díscolos que tan cómodos se sienten con la política general del pepé tienen que hacer encaje de bolillos para aguantar en su partido a recién llegados como el señor rubiales, que anda perdido porque todavía se cree que se puede ser de conveniencia y mantener el talante progre de la ugeté.  Este motrileño de bigote generoso estaba más ancho que pancho paseando este jueves por los motriles y sonriendo cuando escuchaba eso de contra la reforma huelga general. Se cambió de acera para saludar con afecto al amigo olid, pero no pudimos ver a su lado al doctor ni a la señora eva ni a ninguno de los jefecillos de segunda de la conveniencia sexitana. Es normal: no habían ido a la mani ni habían hecho la huelga.

En su despiste, algún escribiente desocupado ha llegado a escribir que el amigo fermínté se había metido con los empleados del ayuntamiento. Es posible que la esquizofrenia que padecen estos editores de la conveniencia les haya llevado a imaginar. A lo mejor hasta se drogan como los jipis, vaya usted a saber. Tanto han imaginado que han buscado una foto de hace ya bastante tiempo y han puesto al amigo fermínté de piquetero con un megáfono –ellos lo llaman pito- cuando en realidad en esta huelga todos los del piquete llevábamos un instrumento musical cedido por la asociación todocultura. Bueno, matizo, fermínté iba con un bonito saxofón regalado por un músico contreras. Peor iba yo que me tocó acarrear con el piano de cola de mi amiga maripepa.

Por ese impedimento, y no porque fuéramos pocos, como explica con detalle otro digital bien informado, es por lo que no pudimos incendiar las gasolineras ni tirar cócteles molotovs contra el mercadona. Y la pitada fue tímida porque en realidad ninguno sabíamos tocar ni el saxo ni el clarinete ni mucho menos el piano. Un desastre, vamos. La pena es que la escribiente de este digital parece apenarse de la tibieza con que actuó el piquete. Ya te digo, la próxima vez a lo nuestro, las bombas y los garrotazos. Y no el rollo ese del oboe y la flauta dulce.

En ese periódico bis de la conveniencia han colocado la misma foto del piquetero fermínte tocando el pito y el silbato, es decir, el megáfono. No han tenido tiempo de contrastar nada, para qué, pero sí han tenido al menos el cuidado de recortarla para que no aparezca el señor cervilla. No conviene mezclar las cosas. La guerra con cervilla ya terminó y ahora sólo se trata de difamar al amigo fermínté. Tienen un problema evidente con eso y es que ya no los creen ni los suyos, pero no acaban de darse cuenta. Ayer me decía un cánido que pesa bastante más de 77 kilos que todas esas notas sobre fermínté sólo se entienden si forman parte de una campaña urdida por el fantástico gabinete de prensa de izquierda hundida. Yo se lo desmentí. Qué otra cosa podía hacer. 

En lugar de haberse puesto a escribir esas alucinaciones tipo alicia en el país de las maravillas, el señor editor de la conveniencia debía haber orquestado un piquete serio y haberse presentado en el camping para cerrarlo por si acaso, que yo no me fiaría de esta gente del contubernio herrera tejero. Igual tenían el camping abierto y a todos los obreros trabajando a escondidas ocultos por el ramaje tupido de un carambolo.

Mi señora me pide que les mande un recado a los escribientes cínicos (eso es de su cosecha) de la conveniencia caciquil (este adjetivo también): sean más serios y dejen de ponerse en la boca el pito del señor concejal no vaya a ser que la gente se piense lo que no es.

Salud