Un exceso de modestia

Yo también he hecho pintadas y no las he firmado. Ya no recuerdo si era prudencia o miedo. O quizá cobardía, que también puede ser. Ahora ya no hago cosas de esas. Quiero decir que no hago pintadas, normalmente, pero cuando las hago las firmo. No es que ponga morgan, que eso es de grafiteros. Pongo algunas siglas, vamos.

Falsificar no, eso no se me ha dado bien, salvo cuando estudiaba segundo de bachiller y, no sé si debería pero me lanzo, falsifiqué alguna vez las notas. Así serían, ya se lo pueden ustedes imaginar. Esta confesión me puede traer problemas pero como el delito ya ha prescrito sólo estamos, nada menos, ante un problema de imagen. Uno más. En fin, lo afrontaremos con entereza.

Aquí en la sexi del siglo veintiuno se han puesto de moda ambas cosas: falsificar y calumniar sin dar la cara. A mi amigo fermínté le falsificaron la firma y la pusieron al pie de un escrito en el que se denunciaba a un vecino. Ese vecino, lógico, se enfadó bastante con fermín hasta que la tostada se descubrió. Los jueces no pudieron ir más allá, o no supieron, o puntos suspensivos, y todo se quedó en que rafael contreras se había encontrado un papel que estaba tirado en el suelo, agachó su espalda, lo cogió y se encontró, menuda sorpresa, con que era una denuncia que alguien había llevado al ayuntamiento, había metido en registro, había sacado del registro y la había tirado en la calle para que rafa se la encontrase. Para que luego neguemos que la vida es un puro azar.

Como el señor denunciado habló con el supuesto denunciante, aquel embrollo se aclaró sin que le partieran la cara a fermínte, que parece ser era uno de los móviles de aquella falsificación. El otro era llamar al denunciado y decirle: no te preocupes, esta denuncia irá al cesto de los papeles si te portas bien en el otro tema que tenemos entre manos. Un negocio, al fin y al cabo.

Con el tiempo se supo que eso de utilizar firmas falsas para denunciar a vecinos era una práctica tan habitual en nuestro ayuntamiento como sacar al perro de paseo y dejar una muestra de recuerdo. Gracias a esas denuncias falsas, nuestro antiguo alcalde pudo iniciar expedientes diversos contra diversos sujetos.

Aquella moda por la falsificación fue evolucionando y derivó en pintadas anónimas que informaban de lo corruptos que eran algunos individuos del municipio.

Luego hubo un periódico que para decir que el camping carambolo estaba abierto dedicaba tres folios a explicar las terribles corrupciones del socio número uno de tan bucólico camping. Pero entre esos tres folios, el escribiente olvidó poner su firma, así que nos quedamos con las ganas de saber de qué maravillosa pluma había salido tanta literatura. Mi curiosidad era tanta que hasta llegué a preguntar por la autoría de tan bello escrito, pero no me quisieron responder. Sería algo top secret, supongo.

Ya más recientemente, hemos sabido de algunos personajes que no han quedado muy contentos con la readmisión de los despedidos por el doctor y han querido mostrar ese descontento enviando a la delegación del gobierno y al defensor del pueblo unas denuncias muy majas en las que vienen a decir que esa readmisión es una barbaridad jurídica, que los despedidos están mejor en su casa cuidando a sus hijos y que la alcaldesa es una delincuente que se ha saltado la ley para recolocar a estos obreros.

Hasta aquí nada nuevo. Eso ya lo había dicho el doctor, lo había dicho la secre, lo habían dicho algunos técnicos a los que no se había despedido y que cobraban un buen sueldo por decir lo que se les pedía que dijeran.

Pero lo novedoso de esta denuncia es que la ha presentado un sindicato que no existe y que el escrito no lo firma persona alguna y que tampoco aparece el dene-i de nadie. He leído un comunicado de mis amigos de iu hablando de cobardía, pero yo creo que tampoco hay que pasarse. Quizá se trate tan sólo de timidez, o de discreción. Hay gente que no quiere estar en el candelero y prefiere hacer las cosas a la chita callando, sin alboroto. Creo que se trata de eso.

Aplaudamos, pues, en vez de condenar tan alegremente, a estos compatriotas que defienden la legalidad y la corrección jurídica sin buscar a cambio la gloria o los falsos oropeles. La modestia es un valor a preservar y, por fortuna, está en auge.

La prueba es que ayer, en el mismo periódico que hace un mes ponía verde desde el anonimato al amigo fermínté, aparecía una carta al director que hablaba del desgobierno en que han sumido al pueblo trini, manolo novo y los perroflautas (creo que uno de esos soy yo, pero no estoy seguro). Ya es extraño que esa carta vaya dirigida al director en vez de a la directora, ya es raro que no se incluya a pacoprados entre los malvados que están hundiendo al pueblo en la miseria, pero lo más insólito es que la carta, y esta es la primera vez que yo veo eso en algún medio de comunicación del mundo mundial, tampoco está firmada. Lo dicho, un exceso de modestia.

Salud