31/7/10

El fraude del pulpo antoñito

Al pulpo antoñito le han planteado una pregunta compleja y, por tanto, difícil de responder. ¿Macarrones o espaguetis?. Joder con la pregunta. El pulpo es un animal inteligente y, en consecuencia, no tiene fácil la elección cuando las alternativas son tan parecidas.

La gente de pocas entendederas elige por un pálpito, por una intuición o por una corazonada. También podríamos divagar horas y horas, y en eso nos puede ayudar el amigo tomás, con las diferencias entre los tres términos, pero no es ésta una columna basada en el maría moliner. Digo que la gente, y los bichos, de poco seso, deciden un poco a lo loco, pero los cefalópodos tienen la cabeza gorda por algo: piensan.

El pulpo antoñito le daba vueltas al coco, veía a través de la cristalera el ancho cuello de yanguas y el lunar de herrera, esa fans de mariano que no tenía nada que hacer el otro día más que visitar el acuario a ver si el pulpo le echaba una mano. El pulpo antoñito analizaba la cuestión y se hacía la picha un lío. Sí, sí, ya he leído por ahí que los pulpos no tienen pene, pero eso no implica que no puedan hacerse la picha un lío. Mi mujer, sin ir más lejos, se hace la picha un lío con las cuatrocientas opciones del móvil. Es un ejemplo. El pulpo antoñíto analizaba con rigor y llegó a la única conclusión a la que puede llegar una mente científica: es lo mismo, espaguetis o macarrones, es lo mismo, es pasta, sólo pasta. Cambias el molde y te salen fideos largos o fideos gordos, pero no deja de ser pasta. Eso pensaba antoñito cuando le pedían que optara entre mariano y pepeluis. Es lo mismo. Cambia ligeramente el aspecto, pero en lo demás, todo igual: despido libre, retraso de la edad de jubilación, ayudas a la patronal, más impuestos para los currantes y menos para los millonarios… Difícil elegir.

Habría estado toda la mañana dando vueltas a los botes sin saber por cuál decidirse. Hubo un perro famoso que murió de hambre por su indecisión. Algo así habría pasado con antoñito de no ser por la trampa. Ya lo he dicho. En el acuario hubo trampa. Aún no hemos descubierto si el fraude lo perpetró el alcalde, el director del acuario o la trini. Tampoco descarto que haya sido una maniobra de luis rubiales. La investigación está abierta, pero ya podemos adelantar que entre las cero treinta y las cero cincuenta y cinco de la madrugada una mano sin identificar aflojó la tapa de uno de los botes y puso silicona en la otra. Después de la maniobra no había güevos de abrir el bote de zetapé. Estaba más duro que el que compramos en mi casa con las alcachofas.

Sí sabemos que el alcalde estaba feliz con el resultado, sí hemos visto la sonrisa de satisfacción de trini, sí hemos podido constatar que rubiales está dispuesto a todo por tal de joder al pesoe. Del director del acuario no tenemos datos pero parece difícil ejecutar la manipulación del bote sin su conocimiento. A no ser que... a no ser que haya una relación, aún por estudiar, entre este enigma y la desaparición del mercadillo medieval que se había desplegado en la plaza kuwait. La gente dice que alguien echó el aceite usado de freír (posiblemente calamares) en la misma toma de agua que da de beber a lo pulpos y los berberechos del acuario. Y que por eso los han echado de la plaza del acuario. Eso dice la gente, pero igual hay una trama que relaciona esta desparición del mercadillo medieval con las tapaderas desiguales que ocultaban la caballa de antoñito.
Salud

5/7/10

Rubiales y yanguas: un amor a primera vista


Tengo un amigo que de vez en cuando me ayuda con sus reflexiones a intentar comprender aquello que acontece en nuestra tierra. Aunque su reino no es de este mundo, no suele andar mal encaminado.

Anoche, con el segundo cubata, en el inmejorable marco de la pisá la vaca, que como usted ya sabrá es mi segunda residencia, estuvimos charlando acerca de la espantá de don luis rubiales al que algunos maledicentes llamaban luis robales en sus años de alcalde motrileño.

Dice don luis que se va a montar un chiringuito para seguir en la política. Esto es algo que se escapa a mi alcance porque mi reino tampoco es de este mundo. Debe ser como una droga. Les da el mono y tienen que volver a chutarse.

Un chiringuito de izquierdas, decía don luis en los periódicos. Yo, chiringuitos de izquierdas conozco pocos. Bueno, menos que pocos, sólo conozco uno, pero mi amigo me dijo que eso del chiringuito y eso de las izquierdas había que interpretarlo en sentido amplio, que viene a querer decir como te dé la gana.

La teoría de mi amigo es que se está preparando una amalgama a la que podríamos llamar tortilla sacromonte por la variedad y extravagancia de sus ingredientes. Esta tortilla tendría como objetivo primordial sacar un puesto en la próxima diputación provincial y según sus cuentas, ese diputado tendría la llave para vacilarle al pepé y al pesoe, es decir, para poder trincar a base de bien que suele ser el objetivo de las llaves cuando la ideología no aparece por ningún lado.

Los ingredientes de esa tortilla sacromonte serían el señor yanguas, el señor pérezcobos, el señor rubiales y el alcalde de lamamola. Eso para empezar. Vistos los ingredientes, la tortilla puede resultar indigesta y algo rancia, pero sobre gustos no hay nada escrito. Por lo pronto, quitando al último, del que no me consta, todos los demás tienen las suficientes cuentas pendientes con el pesoe como para superar discrepancias y hacer un frente común que no tenga nada en común salvo ese odio atroz adornado con desprecio aristocrático que sienten los seres que se consideran superiores y han sido derrocados por la morralla. 

Sería sorprendente, pero no descartable que esa tortilla se llamara tortilla convergencia. A ellos les da igual ser nacionalistas andaluces que forofos del pasodoble.

Sería espectacular ver el manual de uso de esa tortilla. Posiblemente ininteligible para las personas normales.

Sería curioso ver la foto de la tortilla, con pérezcobos y don luis mirando arrobados al enemigo de díazsol, el gordo eterno.

Sería interesante leer el pacto secreto en el que los miembros de la tortilla se reparten el pastel, si es que las tortillas pueden repartir y compartir pasteles.

También se puede especular acerca de la presencia en esa tortilla del señor avelino, tan prematuramente descartado por el pepé salobreñero. Y por qué no de don ángel, el alcalde de lentejí. O del señor escámez. Las tortillas sacromonte son así: admiten todo tipo de ingredientes. Luego suelen ser indigestas pero la primera impresión es llamativa.

Claro que lo que sería la caña de españa es que esa tortilla se llamara upedé. Es solo cuestión de imaginación. Y mi amigo la tiene. Como también la tienen estos tipos a los que no les gusta que en su tarjeta de visita ponga maestro o médico. Y la rosa de españa está tan fartica… Igual algún concejal pepero de almuñécar, y su señora, encuentran de buen gusto este plato.
Salud